martes, 7 de agosto de 2018

ASANAS DE YOGA Y SUS BENEFICIOS

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Asana es el tercer peldaño de los 8  miembros del Yoga. La palabra Asana en sánscrito  significa asiento. Un asana es una postura corporal de Yoga que se mantiene estática en el tiempo, con esfuerzo medido que se vuelve no esfuerzo, en armonía con la respiración y con un foco mental. Es importante este enfoque holístico para no quedarnos en una mera práctica de gimnasia más y alcanzar la unión cuerpo mente y embebernos de todos los beneficios psicofísicos que nos aporta el Hatha Yoga.

Existen infinidad de asanas en Hatha Yoga surgidas de la observación del entorno que le permiten al Ser fortalecerse, flexibilizarse, expandirse, respirar correctamente, relajarse, armonizarse y sentirse a sí mismo.

Los nombres sánscritos de las asanas suelen ser nombres de animales, figuras geométricas, elementos de la naturaleza, combinaciones de palabras que describen el asana y nombres de antiguos yoguis y divinidades. En el Glosario se pueden encontrar significados que sirven de ayuda para memorizarlas poco a poco y entender mejor la intención de cada asana.

La actitud en la práctica es de carácter receptivo en un “dejarse hacer”, respetando nuestro cuerpo, templo sagrado donde habita nuestro Ser, respetando nuestros límites, detectando bloqueos y tensiones para ir disolviéndolos gradualmente con la práctica.

Cuestiones a tener en cuenta para la práctica de asanas:

  • Tener el estómago vacío, 2 o 3 horas después de comer, 1 hora si comemos algo ligero
  • No practicar si estamos enfermos o tenemos fiebre
  • Consultar con el médico y avisar al maestro de Yoga si se sufren lesiones, problemas cardíacos, de tensión, glaucoma
  • Practicar con moderación durante el período menstrual
  • Hacer y deshacer el asana con lentitud y a un ritmo constante
  • Deshacer el asana siempre que provoque dolor, reducir la intensidad o buscar una variante más sencilla
  • Mantener la fase estática siempre que estemos firmes y cómodos
  • Utilizar sólo los músculos implicados, relajando el resto
  • Sintonizar con la respiración
  • Descansar entre asanas relajando todos los músculos, incluidos los del rostro
  • Respetar los límites físicos
  • No competir, ni siquiera con uno mismo
  • Focalizar la mente desde el aquí y ahora

Si bien en occidente son habituales las series dinámicas de asanas, es importante dedicarle a cada asana el tiempo necesario para profundizar en ella y extraerle toda la sustancia, pues el asana consta de una fase dinámica y otra estática.

La fase estática es esencial para beneficiarse de la acción del asana sobre órganos y vísceras profundas al producirse una congestión activa, provocando así un exceso de sangre que circula, este aumento de flujo sanguíneo oxigena activamente órganos y tejidos. Es como liberar agua estancada y dejarla correr hacia el río. Cada asana presiona y estimula diferentes puntos actuando de manera similar a la acupuntura.

FASE DINÁMICA DEL ASANA


El asana se construye lentamente, sincronizando el movimiento con la respiración, la concentración se dirige en principio hacia la técnica correcta del asana, en la práctica avanzada cada asana tiene su foco de concentración. Luego se busca la ejecución económica del asana, utilizando sólo los músculos implicados y relajando los demás sin olvidar el rostro, especialmente la mandíbula y también la lengua. La respiración será normal y continua  durante todo el movimiento para no bloquear el diafragma. El movimiento se realizará en una progresión lenta y uniforme, con amor y respeto hacia nuestro cuerpo.

FASE ESTÁTICA DEL ASANA


En esta fase se mantiene la inmovilidad, firme y sin esfuerzo,  la respiración se vuelve incluso más profunda, al principio la concentración irá hacia la práctica correcta del asana, el equilibrio postural, la contracción del menor número de músculos y relajación del resto y la observación de todo el esquema corporal, detectando tensiones y aflojándolas mediante la respiración conciente.  Cuando hayamos logrado la postura inmóvil, cómoda y firme, podremos concentrarnos en el foco propio de cada asana, desde un estado de conciencia meditativo, que llega por sí solo con la práctica constante.

También es muy importante el orden en que se practican las asanas. La selección de asanas de una sesión se hará conforme al objetivo planteado, utilizando posturas de preparación, contraposturas, y asanas de compensación después de la práctica de posturas intensas para equilibrar el cuerpo.

Si bien existen asanas que se practican de pié y otras en posición sedente, se puede hacer una clasificación de asanas dependiendo de la dirección del movimiento, que además se suelen combinar:

ASANAS DE MEDITACIÓN


Se utilizan sobre todo para la meditación y la práctica de pranayamas (ejercicios de respiración). Dotan de elasticidad a músculos, nervios y articulaciones, mejoran el riego sanguíneo, fortalecen la región sacro-lumbar, enseñan a mantener la columna vertebral erguida y estabilizan la mente.

ASANAS DE FLEXIÓN


Son posturas de flexión de la espina dorsal hacia delante. Estas asanas principalmente benefician el sistema digestivo, flexibilizan toda la musculatura posterior, tonifican los nervios espinales, inducen a la relajación del sistema nervioso y reducen la ansiedad y el estrés.
También hay asanas de flexión lateral cuyos beneficios principales son estimular hígado, páncreas y bazo, fortalecer los músculos de la espalda, aumentar la elasticidad de la espina dorsal y mejorar el funcionamiento de los riñones.

ASANAS DE EXTENSIÓN


Son posturas de extensión de la espina dorsal hacia atrás. Entre sus beneficios destacan el estiramiento de la musculatura anterior del cuerpo, aumento de la flexibilidad de la columna vertebral, masaje de la zona lumbar estimulando los riñones y las glándulas suprarrenales, aumento de la capacidad pulmonar, fortalecimiento de los músculos del cuello y estimulación de la glándula tiroides.

ASANAS DE TORSIÓN


Son posturas donde se gira el tronco, accionando intensamente sobre  vísceras y órganos y permitiendo un baño de sangre fresca oxigenada que nos libera de toxinas y bloqueos. Entre sus beneficios destacan el estiramiento y fortalecimiento de los músculos y nervios del tronco, el cuello y las piernas, mejora de la circulación del riego sanguíneo, rejuvenecimiento de la espina dorsal, drenaje de residuos, alivio profundo de las tensiones neuromusculares  y estimulación del sistema nervioso.

ASANAS INVERTIDAS


En estas asanas la cabeza queda por debajo del corazón y entre sus beneficios podemos destacar la activación de las glándulas tiroides, movimiento de la sangre y la linfa, prevención de várices, estimulación del sistema inmunológico, mejora de la circulación, liberación de estancamientos y negatividad mental y relajación del sistema nervioso.

ASANAS DE EQUILIBRIO


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Estas asanas mejoran el equilibrio físico provocando un mayor equilibrio mental, ya que los desequilibrios mentales se reflejan en el cuerpo físico y viceversa. Estas posturas proporcionan estabilidad, mejora de la concentración y la confianza.



Al principio la práctica de asanas requiere cierto esfuerzo y dedicación, sin embargo con el tiempo se consigue permanecer en un asana firme y cómodamente, disfrutando de una sensación integradora que disuelve los conflictos psicosomáticos y mejora la salud física y mental.

La práctica de asanas es parte fundamental en el Hatha Yoga, pero el Yoga se entiende siempre como una ciencia integral y allí reside su poder como medicina natural, por tanto esta práctica se complementa con relajación y descanso adecuado, alimentación saludable, técnicas de purificación y cultivo de actitudes nobles y positivas.

Namasté. 💗


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